martes, 2 de marzo de 2010

La Sexta de Tchaikovsky

La Sexta de Tchaikovsky

EDQYD 1 Marzo de 2010

Como preámbulo expresaré que algunas de las nuevas normas de esos señores lingüistas modernos, no van conmigo. Tchaikovsky, sin la T, veo a este gran compositor ruso, como desnudado, sin su personalidad, caricaturesco. ¿Qué quitan la T porque no se pronuncia? Tampoco la H, y sin embargo la RAE no se ha atrevido, hasta ahora, de suprimirla.

Mi padre en 1942, me enseñó que los apellidos rusos terminaban con y, y los polacos para distinguirlos en i latina. Hoy, impera la mezcolanza. Todos los apellidos rusos o polacos tienen la terminación en i latina.

Allá ellos, que disfruten de su ignorancia.

Estoy dedicado a oír, los numerosos LP, que poseo, son muchos –no los he contado-. Tal vez no escucho el sonido de las mejores grabaciones de CD. Pero he notado cierta calidez de sonido que no se advierte en los CD provenientes de grabaciones antiguas (ADD). Éstos suenan, a veces, estridentes en los agudos fff.

He encontrado que tengo repetida mucha música. ¡Qué bien! Yo exhortaría a mis amigos que las composiciones favoritas las tuvieran, por lo menos, en tres o cuatro versiones diferentes. ¿Qué pasa con tan sola una versión? Pues que se está supeditado a sentir siempre el mismo resultado; grabación que puede ser de magnífico sonido y espléndida en su ejecución o defectuosa y mal interpretada.

El galardón de las muchas repeticiones se lo lleva la Sexta de Tchaikovsky. Son cinco en discos LP: La legendaria del año 1938, Furtwängler-Berlín; Markewitch-Berlín; Fricsay-Berlín; Mavrinsky-Leningrado; Svetlanov-USSR Symph.. Por el lado de los discos CD: Reiner-Chicago; Mavrinsky-Leningrado, repetida; Pletniev-Moscú. Con estas siete versiones diferentes nunca me hastiaré y mis oídos no adolecerán de fatiga musical.

¿Mi preferida? La grabación, años cincuenta, del director húngaro Ferenc Fricsay

La primera vez que la oí en México fue en 1943, con el director Nikolai Malko, después, Celibidache, Kleiber, Silvestri, Haitink, Herrera, Sinopoli, y los rusos Kondrashin, Svetlanov, Jansons.

En 1955, la dirigió Igor Markewitch. Conocía su disco. Después de un ensayo le pregunté porque realizaba un ritardando más prolongado en el cuarto movimiento. Se hizo el sordo, (ya se le notaba incipiente) “No entiendo la pregunta”, me dijo, y no me contestó.

Y ya que estoy embebido en este tema, contaré que el otro día presté atención a una grabación de la Séptima Sinfonía de Dvorak, una de mis preferidas, interpretada por Sawallisch-Filadelfia en DC, DDD y todo lo que se antoje para alcanzar el súmmum de sonido. Después “pasé´” al LP de Hans Schmidt-Issersted y su versión la encontré inmejorable, viril, de pujanza brahmsiana y elegante.

En 1963, Schmidt-Issersted se encontraba en Buenos Aires. Alfonso le convenció para que aceptara mi invitación para venir a México. Dirigió la Sinfónica Nacional el 11 y 13 de octubre. No era muy alto de estatura, afable, pero serio, y muy buen director.

Por hoy, finiquito.

No hay comentarios: