domingo, 18 de abril de 2010

TRES ARTISTAS – TRES RECUERDOS

TRES ARTISTAS – TRES RECUERDOS

EDQYD 18 abril 2010


Kleiber, en sus charlas nos contaba que Hans Knappertsbusch conseguía

de la orquesta los climax más fortíssimos, sin mayores aspavientos exagerados, pues lo realizaba con un leve movimiento de su muñeca. Tengo varias grabaciones en LP de este director. El otro día puse el LP de la Quinta de Bruckner y pude volver a confirmar como Knappetsrbusch lograba en esta sinfonía crear gigantescas masas de sonido y pasajes líricos delicados, tal vez alargando un poco los tempi, pues era un director sin prisas. (Soy afín a Bruckner y Mahler)

¿Alguien de vosotros ha escuchado la Sinfonietta de Janacek? Yo sí.


Erich Kleiber



Erich Kleiber Encontré el LP de esta obra, dirigida en 1969 por un joven Claudio Abbado, enseguida recordé que estuve presente en el Teatro Rex de Buenos Aires, en 1951, cuando Jascha Horenstein la dirigió. Me impresionó entonces –y ahora- porque nunca antes había oído en una obra sinfónica una fanfarria orquestal de tal magnitud, como ocurre en el primer movimiento y al término de la obra que dura unos 23 minutos. Janacek pide no menos de 13 trompetas, 3 tubas, timbales y percusiones, además de las cuerdas, maderas y metales usuales.



Claudio Abado


La fanfarria del primer movimiento, con registros sonoros intensos, evoca a una banda militar. Es impresionante. Los siguientes movimientos transcurren, se

puede decir, calmados, para que en el último vuelva a traernos Janacek con otra repetitiva fanfarria para concluir con un brillante climax de irresistible final.

Horenstein vino a México varias veces. Le debo haberme introducido (tardíamente en 1955) a Mahler con la Primera Sinfonía, y haberle escuchado -1944- la versión más relevante –y reveladora- que he escuchado de la Quinta de Tchaikovsky.


David Oistrakh se

presentó en México en 1962. Era un hombre de trato jovial, carente de egocentrismo, pasado un poco de peso, más bien bajo que parecía más que un artista un dependiente o, exagerando, un tendero. ¡Pero, qué violinista! Junto con Heifetz eran los dos colosos del siglo XX.

Me regaló un disco, que como era de la marca rusa Melodya lo supuse de baja calidad. ¡Cuán erróneo estaba! Lo escuché ahora y comprobé la magnífica calidad de sonido. La interpretación –hay que oírla- EXCELSA, pero con egoísmo no comunico mi sentir ni mi impresión..

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