martes, 4 de mayo de 2010

Peculiaridades de los Artistas (y de otro que no lo es)

EDQYD 2 mayo de 2010



Henryk Szeryng
A Henryk Szeryng le contrariaba que se dijese que era de origen polaco. Me pidió que en la biografía que se publicara en sus programas figurase como de origen polonés


André Tchaikowski
Hace algunos años, salió en los periódicos una noticia macabra. André Tchaikowski (Andrej Czajlowski), en su testamento (había fallecido en 1982) legó su cráneo (skull) a la Royal Shakespeare Company para ser utilizado en Hamlet.


Witold Malcuzynski
Ya me lo sabía, cuando arribaba a México Witold Malcuzynski, era cumplir con el ritual de efectuar una expedición por los principales hoteles hasta que alguna suite le apetecíera para su estancia.


Tamara Toumanova
Tamara Toumanova, la famosa ballerina rusa, siempre terminaba sus conciertos con “La Muerte del Cisne”. Aquí en México un año ofreció 5 conciertos siempre acabando con el Cisne. El público encantado no se hastiaba. Me dijo que esa parte final era el “clou” de su actuación.

Jascha Heifetz
Aguardaba en el aeropuerto la llegada de Jascha Heifetz. Me vio, miró por encima de mí y preguntó: “¿Where is your father?” Le expliqué que estaba en Río y no podía llegar. Sin más, me contestó: “If your father is not here by tomorrow, I will not play.” Temblé. Envié un telegrama urgente explicando el problema. Al día siguiente, Heifetz me recibió en la suite del Hotel Reforma muy amable. Había recibido un largo cable de mi padre aclarando que se encontraba enfermo, pero no deseaba que la familia se enterase. Heifetz exigía la presencia de mi padre en todas sus giras por países de Latinoamérica. Con gran alivio mío tocó los 4 conciertos programados.


Walter Gieseking
Walter Gieseking -me lo contaron, porque yo no lo conocí- cuando estaba en México gustaba ir a la falda del volcán para atrapar mariposas. Era su pasión.



(Y yo)
EDQYD de niño en Madrid, cuando encaminaba sus pasos por las calles tenía la manía (sigue) de contar los pisos de las casas y edificios. En la Gran Vía calculó los de La Telefónica, el edificio más alto de Madrid, y de Europa (??), de aquella época.

Al llegar a Nueva York se le presentó un dilema por los rascacielos. Una vez, iba de paseo con Conchita que le hablaba o preguntaba algo. Al no contestarle ella se enfadaba, pero ¿cómo iba a responder si su mirada estaba puesta en un edificio de enfrente y mentalmente había apreciado 17 pisos y aún le faltaban otros tantos?

miércoles, 28 de abril de 2010

Rubinstein, Tres Relatos




RUBINSTEIN, Tres relatos.
EDQYD 25 abril de 2010


Viajé con Arturo Rubinstein en cinco giras por países de Latinoamérica, unas más extensas que otras.

Habíamos llegado a Guatemala por la mañana y en el aeropuerto estaba el representante de Conciertos Daniel, Gastón Pellegrini que nos llevó al hotel. Después de comer, Don Arturo propuso ir al cine esa tarde. Fui con él, vimos una película inglesa de no recuerdo que título. El concierto de Rubinstein tendría lugar al día siguiente. Pellegrini nos invitó a que esa noche fuéramos a un concierto de la orquesta local con un violonchelista guatemalteco. Yo supuse que Rubinstein hubiera preferido descansar temprano. Pero cuando se enteró que el solista tocaría el concierto de Lalo, aceptó de inmediato. Me dijo que Lalo había introducido en el concerto un tema español que le gustaba mucho.
Por más que puse atención no logré descubrir ese pasaje con el motivo español.
Hace poco escuché el CD de ese concierto con Yo-Yo Ma, y sigo en blanco. ¡Tengo que localizarlo!


A Quito, situada a una altitud mayor que la de México, arribamos con un día de anticipación a su concierto. La presidenta de la Sociedad Filarmónica, Sra. X., nos llevó esa mañana a visitar las diferentes iglesias. Todas de una magnificencia esplendorosa y desbordante. Ya en el hotel recibí una llamada de un empresario de Guayaquil. Quería contratar a Rubinstein. Se había enterado que al día siguiente del concierto llegaríamos a Guayaquil por la mañana para conectar esa noche con otro vuelo a Panamá. Me propuso que el concierto comenzara a las 16 horas y que al término tendríamos suficiente tiempo para ir al aeropuerto. Me desconcertó. ¿Tendrá usted tiempo para programarlo? Le pregunté. Y además faltaba la aprobación de Rubinstein. Lo consulté. Primero le lancé el anzuelo; “Pagan dos mil dólares y el hotel”. Ante mi asombro, no dudó un segundo. Me dijo que eso le traería recuerdos de tiempos pasados cuando mi padre iba programando conciertos de ciudad en ciudad. Don Arturo era coqueto. En el camerino antes del concierto me pidió le pusiera en el pelo por atrás spray para que no se le abriera el cabello.
El teatro de Guayaquil era pequeño y se llenó totalmente con un público entusiasta. Fue su último concierto de esa gira. Rubinstein me manifestó que mientras tocaba seguido los conciertos se encontraba siempre con brío y enérgico, pero una vez que terminaba la gira, como aquí en Guayaquil, su estado anímico sufría un decaimiento.
En medio de una tormenta, el vuelo a Panamá fue agitado, parece –digo parece por que yo me dormí- que el avión se “sacudía” entre rayos y truenos. Don Arturo me dijo que sintió miedo. De Panamá Rubintein salió para Los Ángeles y yo a México.

1965. Había llegado a Nueva York para ir con Rubinstein a San Juan, P.R. Mi padre lo había contratado para el Festival Casals para una presentación con orquesta y un recital. Esta vez, Rubinstein viajó con su esposa Nela y su hija Eva. Nos recibió en el aeropuerto, y siempre estuvo con nosotros, Alfredo Matilla, muy amigo de mi padre que lo representaba en Puerto Rico. Matilla había sido Director de las Actividades Culturales de la Universidad de Puerto Rico. Esa noche asistimos a un concierto dirigido por Casals, Por la mañana durante el ensayo Matilla me presentó con él, que se interesó por la salud de mi padre. Casals dirigió la Tercera de Brahms y tuvo como solista a Menuhin a quien saludé en el intermedio.
Después del concierto fuimos a cenar a un restaurante. Antes, había comentado a Rubinstein que de la sinfonía 3, de Brahms solamente me había entusiasmado una grabación de Bruno Walter, pero no las interpretaciones en conciertos o de otras grabaciones. Me respondió en inglés: “Because it’s a tricky symphony for conductors”. .
En el restaurante me pusieron a la cabeza de la mesa. A mi derecha, se sentaron Nela y Matilla, y a mi izquierda, Don Arturo, Alexander Schneider y Eva. Estuvo muy animada la charla. A saludar a Rubinstein se acercó Leonard Bernstein, muy joven entonces, a quien llamaban Lenny. A Matilla y a mí no nos lo presentaron.
Rubinstein ofreció sus conciertos con el éxito, como de costumbre, extraordinario. Volvimos a Nueva York, ellos viajaban en primera clase y yo en turista, así que ya no les vi. Al día siguiente retorné a México.

domingo, 18 de abril de 2010

TRES ARTISTAS – TRES RECUERDOS

TRES ARTISTAS – TRES RECUERDOS

EDQYD 18 abril 2010


Kleiber, en sus charlas nos contaba que Hans Knappertsbusch conseguía

de la orquesta los climax más fortíssimos, sin mayores aspavientos exagerados, pues lo realizaba con un leve movimiento de su muñeca. Tengo varias grabaciones en LP de este director. El otro día puse el LP de la Quinta de Bruckner y pude volver a confirmar como Knappetsrbusch lograba en esta sinfonía crear gigantescas masas de sonido y pasajes líricos delicados, tal vez alargando un poco los tempi, pues era un director sin prisas. (Soy afín a Bruckner y Mahler)

¿Alguien de vosotros ha escuchado la Sinfonietta de Janacek? Yo sí.


Erich Kleiber



Erich Kleiber Encontré el LP de esta obra, dirigida en 1969 por un joven Claudio Abbado, enseguida recordé que estuve presente en el Teatro Rex de Buenos Aires, en 1951, cuando Jascha Horenstein la dirigió. Me impresionó entonces –y ahora- porque nunca antes había oído en una obra sinfónica una fanfarria orquestal de tal magnitud, como ocurre en el primer movimiento y al término de la obra que dura unos 23 minutos. Janacek pide no menos de 13 trompetas, 3 tubas, timbales y percusiones, además de las cuerdas, maderas y metales usuales.



Claudio Abado


La fanfarria del primer movimiento, con registros sonoros intensos, evoca a una banda militar. Es impresionante. Los siguientes movimientos transcurren, se

puede decir, calmados, para que en el último vuelva a traernos Janacek con otra repetitiva fanfarria para concluir con un brillante climax de irresistible final.

Horenstein vino a México varias veces. Le debo haberme introducido (tardíamente en 1955) a Mahler con la Primera Sinfonía, y haberle escuchado -1944- la versión más relevante –y reveladora- que he escuchado de la Quinta de Tchaikovsky.


David Oistrakh se

presentó en México en 1962. Era un hombre de trato jovial, carente de egocentrismo, pasado un poco de peso, más bien bajo que parecía más que un artista un dependiente o, exagerando, un tendero. ¡Pero, qué violinista! Junto con Heifetz eran los dos colosos del siglo XX.

Me regaló un disco, que como era de la marca rusa Melodya lo supuse de baja calidad. ¡Cuán erróneo estaba! Lo escuché ahora y comprobé la magnífica calidad de sonido. La interpretación –hay que oírla- EXCELSA, pero con egoísmo no comunico mi sentir ni mi impresión..

jueves, 25 de marzo de 2010

El Peñon de Ifach, Ayer y Hoy



Varias vistas desde la cima del Peñón de Ifach.

Las dos fotos recientes (no son mias. Las he tomado del web).

Las fotos no son exactamente las mismas, pero son parecidas en el sentido de que llevan la misma dirección de la cima a la playa de la Fosa.

La primera foto demuestra el nivel de crecimiento urbano que hay hoy en día.

La segunda foto enseña lo que se ha convertido en un parque. Aqui se ve bien los terrenos donde estaba la casa.

La última foto es de los 70s. En esta foto se pueden ver no solo la casa principal (Villa Madrid), pero también casas de huespedes que se habian construido

Ricardo en la Terraza de Villa Madrid en Calpe



Esta foto de Ricardo con melena asoleandose en la terraza de la casa de los abuelos es de la primavera de 1974. Yo estaba estudiando en Londres y durante las vacaciones de pascua, tome un avion a España, donde pase unos dias en Calpe. Maria de los Angeles, tambien estaba estudiando en Londres y habia ido a España. A ella no se la ve bien, pero esta detras de Ricardo.

Janine Chichen Itza Mexico 1974


Esta foto de Janine en Chichen Itza es de un viaje que hizimos al Yucatan en 1974?. Fuimos por avion de la ciudad de Mexico a Merida donde estubimos unos dias. Despues visitamos las ruinas de Chichen Itza y Uxmal.

Para visitar Chichen Itza y Uxmal fuimos en auto, que tomo varias horas por la selva, hasta llegar a un hotel cerca de las ruinas de Chichen Itza. El hotel estaba casi vacio. Recuerdo que un dia en el comedor, no se si hera para el almuerzo o la cena, derrepente hubo un alboroto con una tarantula que se acercaba por el piso a una mesa con una familia americana. Antes de que llegara a la mesa, dos de los meseros calzados de huaraches la empujaron con los pies hacia afuera. Lo que no me acuerdo es si la mataron o la dejaron que saliera al jardin del hotel.

De las ruinas, lo que mas recuerdo es de Chichen Itza (quizas porque he ido mas veces). Sobre todo la piramide Kukulcan (mayor), el Caracol, el templo de los Guerreros, el Chack Mool y el gran cenote en Chichen itza. De Uxmal, lo unico que recuerdo el edificio de las Monjas.




martes, 2 de marzo de 2010

Mis Primeros Discos





Mis primeros discos
EDQYD
1 mayo de 2009



Desde mi llegada a México decidí tener una colección de discos. Los
primeros que compré fueron los cinco discos de 12 pulgadas de la
primera sinfonía de Brahms, grabada por la orquesta NBC, dirigida por
Arturo Toscanini. Los adquirí en una de las sucursales de la
RCA-Victor, que me quedaba cerca del departamento -en la calle Madero
nº.71-. También obtuve un tocadiscos (fonógrafo) rudimentario. Pronto
me percaté que el sonido no era satisfactorio, ni grato al oído. No
pasó mucho tiempo antes de que adquiriera en la Casa Wagner, esquina
de San Juan de Letrán y Artículo, un equipo alemán “Punto Azul”; un
lujoso gabinete que incluía un sintonizador-amplificador, tocadiscos y
varias bocinas. Ahora sí podía disfrutar de la música.

Después de los conciertos de Erich Kleiber busqué algún disco dirigido
por ese director; no lo encontraba hasta que alguien me orientó a
visitar la Casa Veerkamp.
Éste negocio estaba en la calle de Mesones nº.21. Allí fui, bajé por
San Juan de Letrán y después de caminar algunas calles topé con esa
tienda. Era una casona vieja. En el piso principal y superior se
exhibían pianos e instrumentos musicales. En el sótano se encontraba
lo que buscaba. Los discos no estaban a la vista, sino en estantes
detrás de un mostrador atendido por una persona que mostraba a uno
los discos disponibles en unas hojas mecanografiadas. Ya quedaban
pocos, pues no había importación, eran los años de la guerra (1943).
Tenían, mayoritariamente, discos Polydor y Telefunken. Fui varias
veces a Casa Veerkamp y compré varios discos alemanes de esas marcas
que eran de mayor grosor que los Victor o Columbia. Me hice, entre
otros, de tres discos dirigidos por Kleiber: El Moldava, de Smetana,
un Nocturno, (de) Una Noche de Verano de Mendelsohn, y de Rosamunda,
de Schubert, un Entreacto. Además, fue curioso conseguir la sinfonía
nº.40 de Mozart, dirigida, nada menos, que por Richard Strauss.

Me interesé también por discos de otras marcas, RCA Victor, Columbia,
Vox. Perseguía, por decirlo así, una Novena de Beethoven determinada.
La encontré en una tienda de Discos Columbia, de la calle Artículo.
Solamente tenían un ejemplar y el dueño me dijo que lo tenía reservado
a una dependienta de la tienda. Tanto insistí, que el dueño se lo
quitó a la chica ( le vinieron lágrimas) y me vendió el álbum de 8
discos. ¡Qué malévola acción la mía! Pero anhelaba obtener esa
Novena, dirigida por Weingartner, con cantantes- solistas famosos.

Me suscribí a la revista Gramophone de Londres y todos los meses
recibía un resumen de las críticas de las grabaciones nuevas. Y por
medio del Gramophone Shop me enviaron la obra completa para piano de
Beethoven, grabada por Artur Schnabel. Recibí 13 volúmenes (numerosos
discos) de un total de XV, pues el I y II estaban agotados. Un
tesoro.

En 1946 acompañé a mi padre a Nueva York. Vimos en varias ocasiones
a Jascha Horenstein, quién nos comentó que un ingeniero apellidado
Fisher, que fabricaba unos aparatos de amplificación de sonido de los
llamados de Alta Fidelidad, le había regalado uno y decía –Horenstein-
que nunca antes había escuchado un sonido más fiel y puro.

Desde ese momento me propuse poseer uno.






-2-
Mis Primeros Discos



En cuanto me lo permití, ordené un equipo Fisher que me enviaron desde
Nueva York. Llegó, pero ¡oh! contrariedad. Lo detuvieron en la
Aduana del aeropuerto y reclamaban un impuesto del 100%, más el Ad
Valorem. Utópico, había enviado todos mis ahorros. ¿Qué hacer?
Recurrí a Conchita Alsina. Ella fue a ver a la Srita. Muro, de la
Secretaría de Hacienda. Y voilâ, en un pispás, mediante una pequeña
suma a la Aduana recibí el envío. No era un mueble, sino las “tripas”.
Eran tres componentes muy pesados. Un amplificador-radio de bulbos,
el tocadiscos, grande de un metro de largo por cuarenta de ancho. Un
“Lincoln Changer” único, pues en una sección de la parte izquierda se
colocaban los 4. 5 o más discos de una sinfonía, y por succión, un
brazo los tomaba uno a uno, los colocaba en el centro donde
automáticamente bajaba el “pic up” de la aguja; al terminar la primera
cara del disco, lo volteaba, y al final lo depositaba en un
compartimiento del lado derecho. Una maravilla, pues no era necesario
manipularlos. El tercer componente era una bocina de 12 pulgadas con
un “tweter” incluido (Coaxial Speaker). Posteriormente me vendieron
en Trans Radio de la calle de Artículo nº126, un gabinete acústico
marca “Stephens”, (modelo 418-True Soinic), triangular, para ser
colocado en una esquina. Contenía 2 bocinas de 15 pulgadas para los
graves, y un “tweter” para los sonidos agudos. Mayor fidelidad.

Los domingos difundían por la radio, en directo, los conciertos de la
Orquesta Sinfo-Filarmónica de Nueva York. Al principio, a mi llegada,
creo los dirigía John Babirolli (aún no era Sir) que tenía que
soportar a los críticos, mayoritariamente adversos, que lo menos que
le recalcaban era que la orquesta le quedaba grande.

Además, escuchaba buena música por la XELA. Por las tardes, la XEQ
transmitía óperas completas grabadas en los años treinta en Italia,
todas provenientes de La Scala de Milán. Tomé notas de casi todas de
ellas.

En la revista Musical, de abril de 1948, que editaba y distribuida a
sus socios la Asociación Musical Daniel, se dio a conocer “Un invento
revolucionario en la grabación de discos”. Se trataba de los nuevos
discos LP , experimentados en los laboratorios de la Columbia Records,
invención atribuida a Peter Goldmark, sobrino del famoso compositor
vienés del mismo nombre. Pronto, estos discos irrompibles que se
tocaban a una velocidad de 33 1/3 revoluciones por minuto eclipsarian
a los antiguos de 78 r.p.m.

Me aferré por bastante tempo a mis viejos discos, pero llegó el
momento indeseado de deshacerme de ellos. Los vendí con pesar. Todo
llega a su fin.


(de: “Los Años Cuarenta” Una Mirada al Pasado)

Quién desee recibir las listas de “Mis primeros Discos” y “Óperas
escuchadas”, prometo enviarlas.

Biografia de Ernesto De Quesada Lopez Chavez




Ernesto De Quesada

Fundador de los

Conciertos Daniel



Don Ernesto De Quesada inició su labor cultural en Nueva York en 1908. Consciente que el movimiento artístico de entonces se canalizaba únicamente de este a oeste, se trasladó a Europa, instalándose primero en Berlín: Al iniciarse la primera guerra mundial se radicó en España.


Rápidamente don Ernesto De Quesada fue reconocido por un empresario que se interesaba más por el placer de la creación que por la búsqueda de éxitos personales, encauzando su labor a nuevos horizontes. Fue precursor de la difusión musical y gracias a él los países: México, Caribe, Centro y Sur América disfrutaron de una constante labor cultural y de las más altas manifestaciones de la música, la ópera, el ballet


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Muy frecuentemente Ernesto De Quesada acompañaba a los artistas famosos por sus giras por Latino América, pero cuando no, se hallara en Madrid, México, Buenos Aires, Nueva York, o Calpe, ahí se encontraba la directriz para regentear y orientar las giras de los artistas.


(Este párrafo deberá ir en otra patye)



ERNESTO DE QUESADA


Nació en Cuba (Manzanillo, prov. de Oriente) el 1 noviembre de 1886. Tercer hijo de una familia de nueve. Suele darse el caso, en familias numerosas, que uno o dos hijos descuellen y destaquen sobre los demás y se distingan prominentemente. Ernesto que fundó una organización mundial en el área cultural, y Alfonso que estableció una importante industria en Cuba.

Muy joven salió de Cuba para Nueva York. Aprendió el idioma inglés y realizó estudios en la Universidad de Harvard. Allí conoció a Julio C. Tello, después famoso arqueólogo peruano, con quién mantuvo cordial amistad. *

Durante su permanencia en los Estados Unidos concurría a conciertos y fue por entonces cuando concibió la idea de dedicar su vida a actividades musicales culturales. Pronto se trasladó a Berlín, en ese entonces, centro artístico de Europa. Conoció a muchos de los famosos artistas de la época, asistiendo a conciertos y óperas.

Al comienzo de la primera guerra mundial, en 1914, se trasladó a España y en Madrid estableció la oficina de Conciertos Daniel (Sociedad Musical Daniel) en Los Madrazo, 14-

Comenzó sus actividades y sus primeros artistas fueron: Tomás Terán, José Arriola, Emeric Stefaniai, pianistas; los violinistas Francisco Costa y Manuel Quiroga, y Gonzalo Marín, declamador. Más tarde se añadirían a la lista Gaspar Cassadó, violonchelista y Andrés Segovia, guitarrista, Arturo Rubinstein, etc


La labor que realizó en España fue extraordinaria.


Un artículo por Carlos-José Costas, ( de 1949) nos lo testimonia.


Al comenzar la guerra europea de 1914, vino a España procedente de Alemania Ernesto de Quesada había trabajado y colaborado intensamente con una sociedad de conciertos fundada por Henry Daniel. Ernesto de Quesada, cubano de nacimiento y casi español por sus sentimientos y cariño hacia España, organizó una sociedad similar que fue desarrollando sus actividades hasta 1923 casi de un modo exclusivo. En ese año fundó y financió la Asociación de Cultura Musical y siguió en ambas organizaciones luchando por extenderlas y llevarlas a todos los puntos de España.


La Cultural fue llenando la península de delegaciones hasta el número de cincuenta. La importancia de esta labor se destaca fácilmente señalando que en los pueblos de Tolosa y Villagarcía entre otros recibieron la visita de intérpretes de la categoría de un Rubinstein, de un Brailowsky, figuras que por su importancia artística y económica no hubieran podido actuar jamás en pequeñas ciudades, de no haber sido por esta organización.


La existencia de la Cultural estuvo ligada a otra organización similar –Conciertos Daniel- que continúan una vida paralela, pero que ha desplazado el fuerte de sus actividades a los países de hispanoamericanos en especial y al resto del Nuevo Mundo en general.


Pasados unos años -1939- se fueron independizando todas las delegaciones y actualmente funcionan con una junta regional.


La tradición de estos conciertos y su prestigio están asegurados por la continua presencia en España de las primeras figuras de la interpretación musical.




Las actividades de Ernesto De Quesada por Latino América serán narradas por Ernesto Jr., en tercera persona.

La parte correspondiente a las relacionadas con España serán descritas aparte.


El 2 julio de 1917, debutaba en Buenos Aires, Arturo Rubinstein joven pianista entonces desconocido, pero que le precedía los éxitos y fama que había obtenido en España.

Este fue el comienzo de las actividades en Latino América de Ernesto De Quesada.

Habían embarcado en Cádiz, Espáña, en el barco Infanta Isabel. Arturo Rubinstein estaba contratado por el director del Teatro Colón y Odeón, Faustino de la Rosa, para 6 conciertos en Buenos Aires y 4 en Montevideo.

Una vez acabadas estas actuaciones con enorme éxito de público y crítica, Ernesto De Quesada le convenció de no regresar a España continuar la gira y cosechar más triunfos. Ernesto De Quesada se comunicó con Renato Salvati, director de la ópera de Santiago de Chile y consiguió para Arturo Ruibinstein 4 conciertos en Santiago y 2 en Valparaíso. De regreso a Buenos Aires, Ernesto De Quesada arregló 4 conciertos en el Teatro Odeón y 3 en el Teatro Solís de Montevideo

Ernesto De Quesada regresó por entonces a España no sin antes dejar confirmados más conciertos en esos dos países.


Después del tercer concierto Arturo Rubinstein tenía un público apasionado que llenaba los teatros, a pesar de que durante el mismo tiempo se desarrollaban las temporadas de ópera y ballet en el Teatro Colón. La compañía de ballet era la de Sergei Diaghileff que contaba con el primer bailarín Vaslav Nijinsky y Ernest Ansermet con la dirección orquestal. En la ópera alternaba el repertorio alemán con el italiano. En la temporada de ópera la última función de El Barbero de Sevilla “se cantó según la versión original, por primera vez, con la parte de Rosina asignada a una mediosoprano (Fany Anitúa) “ *


La experiencia adquirida en esta gira de 1917, le sirvió a Ernesto De Quesada para importantes empresas similares en años posteriores.

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La experiencia adquirida en la gira de 1917 le sirvió luego para importantes empresas similares en años posteriores.

En 1919, organizó una nueva gira para Artur Rubinstein por Brasil, Argentina, Uruguay y Chile e igualmente para el pianista rumano Georges Boskoff. En Rio de Janeiro inauguró una serie de abono a 8 conciertos: 4 conciertos con Rubinstein y 4 a cago de Boskoff Ello, aunque era una norma usual, disgustó a Rubinstein de ser incluido en una serie de conciertos junto a un pianista desconocido en Sud América. *

En 1920, Ernesto De Quesada había nombrado representante de Conciertos Daniel, en Buenos Aires a José Schraml ** y le dio instrucciones para abrir un abono a 10 conciertos, que incluirían las 32 sonatas, de Beethoven para el pianista Edouard Risler, acontecimiento que despertó enorme interés y que se reptitió en Rio, y otros conciertos en Montevideo. Al mismo tiempo ofrecía conciertos en Bs. As., Artur Rubinstein, con igual enorme éxito y que dividió al público bonaerense entre seguidores de Risler, o de Rubinstein. Para no secundar este vaivén del público, ambos, -que mútuamente se admiraban artísticamente, decidieron presentarse conjuntamente en un recital a 2 pianos que se llevó a cabo en el Teatro Colón

También, durante ese año, realizaron giras auspiciadas por Conciertos Daniel, el pianista Ignace Friedman, el guitarrista Andrés Segovia y el violinista Paul Kochanski.

En los cinco años subsiguientes se intensificaron de tal manera las giras de artistas, por lo cual se instaló una oficina en Buenos Aires en la calle de Lavalle 477 ***. Durante esos años, algunos artistas eran contratados para las temporadas de ópera del Teatro Colón, de Bs. As., como los directores de orquesta: Felix von Weintgartner, Richard Strauss, Emil Cooper, o Gregorio Fitelberg, y, entre otros, el pianista Ignace Friedman quien en los años 1921, 1923 tocó en recitales, o solista con orquestas, más de 30 conciertos, siempre en Brasil, Argentina, Uruguay y Chile, y los pianistas Tomás Terán, Emeric Stefaniai, José Arriola, y el violinista Manuel Quiroga 5


El 10 de octubre de 1922, firmaban contrato *, en Madrid, Ernesto De Quesada y Andrés Segovia para una gira de 40 conciertos por Cuba, Puerto Rico y Méjico (sic) durante el periodo de principios de enero al 30 de mayo de 1923. Se garantizaba a Andrés Segovia un mínimo de quince mil pesetas por el 50% de los beneficios. Como Ernesto De Quesada no podía acompañarlo en esta gira, se especificaba en el contrato que ée tendrá la representación del Sr. Quesada, Don José Schraml >. Ya desde entonces la mayoría de los artistas exigían para sus giras la presencia de Ernesto De Quesada, pero teniendo que atender temporadas importantes en España, a veces delegaba en sus colaboradores la representación.

El 4 de mayo debutaba Andrés Segovia en la ciudad de México, Teatro Colón,- y ello sería el comienzo de las temporadas de Conciertos Daniel en México. Segovia, durante su estancia en México, ofreció muchos conciertos en la capital y en ciudades de la provincia. Conoció, entonces y conservó su amistad con Manuel M. Ponce, compositor que le dedicó varias obras para guitarra sola y la orquestal “El Concierto del Sur”, que estrenó Andrés Segovia en México en 1944, bajo la dirección de Erich Kleiber.


En 1925, Ernesto De Quesada fue a Berlín **, en compañía de su esposa [Se había casado el 8 de abril de 1916, en Madrid con Ascensión Delgado Casarreales, egresada del Conservatorio de Música de las clases de guitarra y violín ] con el objeto primordial de conversar con el famoso director -Generalmusikdirektor – de la Ópera del Estado para tratar un contrato con el Teatro Colón de Buenos Aires


Contaba la Sra, De Quesada ***, que mientras Kleiber y su marido efectuaban largos paseos (Unter den Linden, Tiergarten ) a pasos rápidos, ella tenía prácticamente que correr tras ellos para no quedar rezagada.


En 1926, debutaba Erich Kleiber al frente de la Orquesta del Teatro Colón de Bs. As. Dirigió 14 conciertos desde el 27 de agosto al 2 de octubre, con el enorme éxito que la expectativa en el público había generado. Entre las obras que interpretó: las sinfonías 5, 6, 8, y 9ª de Beethoven, el Réquiem Alemán de Brahms, la cuarta de Mahler y obras de Mendelssohn, Richard y Johann Strauss, Dvorak, Mozart, Wagner ****


Volvió a Buenos Aires en 1927, año conmemorativo del centenario de la muerte de Beethoven, para dirigir el ciclo completo de las sinfonías, la Missa Solemnis, las oberturas y el concierto no. 5 para piano, teniendo como solista a Wilhelm Backhaus.; además obras de otros compositores. Dirigió 18 conciertos entre agosto a octubre. – **** idem -

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Erich Kleiber volvió en 1929, para la temporada de primavera del Teatro Colón, dirigiendo 18 conciertos, pero no fue sino hasta 1937 cuando dirigió ópera, por primera vez, en el Teatro Colón- Al estallar la guerra (1 septiembre de 1939) se hallaba en Buenos Aires dirigiendo ópera. Los años de la guerra los pasó en las Américas y Conciertos Daniel lo contrató para dirigir las orquestas de Brasil, Chile, Perú, Cuba, Guatemala y México.


Sus actuaciones en esos países dejaron en los públicos y músicos de las orquestas recuerdos imborrables por sus magistrales interpretaciones. Erich Kleiber “ no volvió apresuradamente a Europa al término de la guerra (…) contaba con gran número de obligaciones y amistades que lo ataban a América del Sur y Central “ *


Regresó posteriormente a Latino América en los siguientes años. Sus últimas actuaciones fueron en México, contratado por Conciertos Daniel para 6 conciertos en septiembre de 1955. Cuatro meses más tarde fallecía en Suiza.


El 18 de marzo de 1925, debutaba en México Alexander Brailowsky en una gira que incluyó otros países. En la ciudad de México ofreció 10 recitales en el hoy desaparecido Teatro Regis. Ernesto De Quesada acompañó a Manuel Quiroga, violinista español, en la gira, 1927-1928, por Sudamérica, Caribe y México


En el año 1929 efectuaron giras, entre otros, el pianista Beno Moisewitch, Ignace Friedman, la clavecinista Wanda Landowska o el violinista Nathan Milstein.

Wanda Landowska y Milstein, a veces se presentaron en un mismo concierto, como ocurrió el 26 de junio, en el Teatro Solís, de Montevideo.


Antes, el 5 de diciembre de 1927, Ernesto De Quesada se encontraba en Barcelona para firmar contrato con el tenor Miguel Fleta para una larga gira, por un mínimo de treinta actuaciones, entre octubre del 27 y fines de febrero del 28. Las condiciones del contrato ** eran las más altas firmadas hasta entonces. Ernesto De Quesada le garantizaba $2,000 dólares oro (sic) por concierto o presentación en ópera, más 30 dlls diarios para sus gastos, 300 dls mensuales para su acompañante y 4 viajes redondos. En esta gira, lo acompañó el Sr. Valentín Cortés, de la oficina de Madrid.


Durante 1930 a 1932 realizaron giras por Sudamérica los pianistas Claudio Arrau, Nikolai Orloff, Mieczyslav Munz, el Cuarteto de Londres y el Cuarteto de láudes Aguilar, además de cantantes para las temporadas líricas. Por México, Centro América y el Caribe, el pianista Ignace Friedman dio -22 conciertos-, acompañado por David Moreno, de la oficina de Madrid. Igualmente el declamador José González Marín que en octubre del ’32 ofreció numerosas presentaciones en diversos países.


Tres hijos habían nacido en Madrid del matrimonio De Quesada, Alfonso (1917), Enrique (1918) y Ernesto (1922), quienes, a principios de los años cuarenta se establecieron en las oficinas de Conciertos Daniel de Buenos Aires, Caracas y México, respectivamente.


Steinway en la Casa de Cuernavaca




Este paino Steinway fue utilizado en numerosos conciertos en la casa de Cuernavaca. Algunos de los artistas que dieron conciertos con este piano incluyen Alexis Weissenberg, Witold Małcużyński, Claudio Arrau, y otros

Retrato de Ernesto De Quesada y Delgado

Foto de Nela Rubinstein dedicada a Conchita De Quesada

Casa del Peñón de Ifach. Villa Madrid


Antigua foto de Villa Madrid, la antigua casa sobre el Penon de Ifach

Ernesto De Quesada con Henryk Szeryng

Concepcion De Quesada

Dos Apuntes

DOS APUNTES

EDQYD 1 septiembre 2009

No se me da.

Convenido, seré veraz y diré que la poesía nunca fue de mi agrado. Recuerdo con sobresalto los estudios en el colegio de Madrid, de esa parte de la Gramática, llamada Poesía. Aguantar la lectura y memorización de los diverso términos del verso, la métrica, si eran cuartetos, sonetos y ¡qué sé yo! Memorizarlos, leerlos y –entraba el pánico- a veces declamarlos. Cuantas veces no me distraía en clase Ya todo lo olvidé.

Debo declarar que de chico me gustaba oír a Henry – a él sí le apasionaba- declamar ese verso sobre un bergantín. Sólo recuerdo la primera línea “Viento en popa a toda vela”. Tenía ese don

Ello no me privaba de que leyese el teatro de Lope de Vega, Calderón de la Barca, Shakespeare, o los sonetos de Quevedo, o del empalagoso Becquer, y aún, (lo relaté en mi autobio: Mis Primeros Veinte Años), haber concurrido a escuchar el Ricardo II, de Shakespeare. Acaeció en San Francisco en 1940. Compré una entrada pues el protagonista era Maurice Evans, el más famoso intérprete shakesperiano de su época. Aguanté hasta el intermedio. Junto conmigo, se salió bastante público.

Lo olvidado, olvidado está. Sin embargo, persiste en mi memoria, como reminiscencia, las primeras líneas del monólogo de Rosaura de La vida es sueño. “Hipógrifo violento que corristes pareja con el viento…”

Si en la computadora se puede pulsar una tecla para borrar algún contenido. Igualmente deberíamos tener en la mente un impulso para realizar la misma operación.

EL VALS DE MUSETTA

¡Pobre Musetta! La única aria que tiene en La Bohème, y el mismísimo Puccini se encarga de estropearla.

Estamos en el segundo acto, una plazoleta del Barrio Latino, frente al Café Momus. Un gen tío pulula por el escenario: Cantan coro de hombres mujeres, y entre la muchedumbre, pilluelos, vendedores, estudiantes, camareros, comensales y al final del acto hasta soldados. Los bohemios con Mimí se encuentran sentados en una mesa. No ocurre, en cuanto a canto, nada de particular, hasta la llegada de Musetta y el comienzo de su célebre canción-vals: Cuando men vo soletta per la via (Cuando voy solita por la calle). Al acabar la primera estrofa viene el desastre. A Musetta la interrumpe Marcello con una tonta obstrucción y Alcindoro con ¿qué dirá la gente? y entorpecen la atención del público, pues el final, pasa casi inadvertido, y por lo general aplaudido tibiamente.

En cambio.

Oír esta aria en concierto, sin las interrupciones ni la algarabía de la escena, es otra cosa. En una película grabada en los años treinta, la incomparableConchita Supervía, nos deleitaba con su exquisita y atrciopelada voz. Ya en 2006, un video procedente de un concierto en el Waldbhüne berlinés , el Vals lo canta Anna Netrebko con garbo, temperamento pasional y en la última frase ma ti senti morir, arriba al agudo final y lo sostiene intenso, potente, timbrado y emotivo. ¡Esplendorosa!

La Sexta de Tchaikovsky

La Sexta de Tchaikovsky

EDQYD 1 Marzo de 2010

Como preámbulo expresaré que algunas de las nuevas normas de esos señores lingüistas modernos, no van conmigo. Tchaikovsky, sin la T, veo a este gran compositor ruso, como desnudado, sin su personalidad, caricaturesco. ¿Qué quitan la T porque no se pronuncia? Tampoco la H, y sin embargo la RAE no se ha atrevido, hasta ahora, de suprimirla.

Mi padre en 1942, me enseñó que los apellidos rusos terminaban con y, y los polacos para distinguirlos en i latina. Hoy, impera la mezcolanza. Todos los apellidos rusos o polacos tienen la terminación en i latina.

Allá ellos, que disfruten de su ignorancia.

Estoy dedicado a oír, los numerosos LP, que poseo, son muchos –no los he contado-. Tal vez no escucho el sonido de las mejores grabaciones de CD. Pero he notado cierta calidez de sonido que no se advierte en los CD provenientes de grabaciones antiguas (ADD). Éstos suenan, a veces, estridentes en los agudos fff.

He encontrado que tengo repetida mucha música. ¡Qué bien! Yo exhortaría a mis amigos que las composiciones favoritas las tuvieran, por lo menos, en tres o cuatro versiones diferentes. ¿Qué pasa con tan sola una versión? Pues que se está supeditado a sentir siempre el mismo resultado; grabación que puede ser de magnífico sonido y espléndida en su ejecución o defectuosa y mal interpretada.

El galardón de las muchas repeticiones se lo lleva la Sexta de Tchaikovsky. Son cinco en discos LP: La legendaria del año 1938, Furtwängler-Berlín; Markewitch-Berlín; Fricsay-Berlín; Mavrinsky-Leningrado; Svetlanov-USSR Symph.. Por el lado de los discos CD: Reiner-Chicago; Mavrinsky-Leningrado, repetida; Pletniev-Moscú. Con estas siete versiones diferentes nunca me hastiaré y mis oídos no adolecerán de fatiga musical.

¿Mi preferida? La grabación, años cincuenta, del director húngaro Ferenc Fricsay

La primera vez que la oí en México fue en 1943, con el director Nikolai Malko, después, Celibidache, Kleiber, Silvestri, Haitink, Herrera, Sinopoli, y los rusos Kondrashin, Svetlanov, Jansons.

En 1955, la dirigió Igor Markewitch. Conocía su disco. Después de un ensayo le pregunté porque realizaba un ritardando más prolongado en el cuarto movimiento. Se hizo el sordo, (ya se le notaba incipiente) “No entiendo la pregunta”, me dijo, y no me contestó.

Y ya que estoy embebido en este tema, contaré que el otro día presté atención a una grabación de la Séptima Sinfonía de Dvorak, una de mis preferidas, interpretada por Sawallisch-Filadelfia en DC, DDD y todo lo que se antoje para alcanzar el súmmum de sonido. Después “pasé´” al LP de Hans Schmidt-Issersted y su versión la encontré inmejorable, viril, de pujanza brahmsiana y elegante.

En 1963, Schmidt-Issersted se encontraba en Buenos Aires. Alfonso le convenció para que aceptara mi invitación para venir a México. Dirigió la Sinfónica Nacional el 11 y 13 de octubre. No era muy alto de estatura, afable, pero serio, y muy buen director.

Por hoy, finiquito.